30.7.08

Cabernet Sauvignon Crianza en Roble Bodega Di Tommaso

PROCESO DE ELABORACIÓN

La Bodega Familia Di Tommaso cosecha de las viñas de las zonas de Luján de Cuyo, Mendoza la variedad Cabernet Sauvignon.

La fermentación se realiza inmediatamente luego de la cosecha en cajas, utilizando levaduras seleccionadas.

El vino terminado se coloca en barricas de roble francés durante seis meses, lo que amalgama todo el caldo colocado, agregándole espectaculares perfumes y sabores otorgados por la noble madera.

Varietal: 100% Cabernet Sauvignon

Año de cosecha: 2004

Crianza en roble: 6 meses añejamiento en barricas

Partida: 4000 botellas
LUEGO PARTIDAS CADA SEIS MESES DE 6000 BOTELLAS

Corcho Colmatado de primera, de 38mm

Botella: Cónica Baja verde oliva / Capacidad: 750cc

Añejamiento en botella: 12 meses

NOTAS DE CATA

Familia Di Tommaso Cabernet Sauvignon Crianza en Roble se caracteriza por un rojo grosella persistente elegante y con reflejos vivaces y luminosos.
A la nariz se presenta con los aromas primarios del terruño y la variedad combinados con el terciario de su sutil pasaje en roble.
Lo acompañan aromas a frambuesa, violeta, cassis, moras y pimienta negra; un suave y clásico aroma a tabaco, coco, humo y vainilla.
Su boca es muy elegante con la intensidad y tipicidad del varietal, en este caso complejo, con una equilibrada acidez y taninos redondos y aterciopelados. Es un elegante vino de consumo actual, de muy buena guarda que irá creciendo a lo largo del tiempo.


Todo esto es lo técnico y es muy importante, pero lo mejor es que vale la pena probarlo, es exquisito desde el punto de vista de quien gusta sin penetrar en las sutilezas de la cata.
Realmente vale la pena ya que el sabor quedará impregnado en nuestras neuronas por mucho tiempo y seguramente generará como en mi caso la ansiedad de volver a beberlo.

5.7.08

¿Vale la pena? ... Vale La Pena

Tuve la oportunidad de ser invitado por Marcelo el Gerente del Hotel Boutique Villaggio de Mendoza (por cierto para recomendar por su comodidad y la atención de su gente; cercana como para hacerte sentir en casa pero profesional para cubrir las necesidades y sin pegotear)

Tuve la oportunidad, decía, invitado por Marcelo de participar de una degustación de la Bodega Familia Zuccardi. Más allá de la calidad que la mayoría de los que prueban vinos sabemos que esta bodega posee, pudimos catar algunos de sus varietales (Merlot, Malbec, Tempranillo, Sauvignon Blanc y Viogner) pero hubo dos cosas que realmente me llamaron la atención y fueron útiles para abrir la cabeza y el gusto a cosas nuevas.

La primera experiencia fue conocer que una cepa que en lo personal me gusta mucho, el Syrah, un con sabor bien estructurado con taninos dulces y final de boca prolongado, “pasa seis meses en barricas de roble francés” lo que le agrega ese sabor tan particular y diferencial. (si lo sabías disculpa mi ignorancia diría Borges a su mejor estilo)

En segundo lugar, la experiencia de tomar su Malamado.

Yo por definición no tomo vinos blancos, no digo que esté bien sino cual es mi gusto, y si tomara eventualmente sería alguna cepa muy seca.

Cuando quisieron que probara el blanco más dulce de la bodega, tuve una predisposición muy mala, es decir definitivamente sabía que no me iba a gustar más allá del vino; tanto es así que no lo caté.

Pasado el tiempo en un restaurante de Mendoza donde suelo concurrir, charlando con un mozo le conté la experiencia y su respuesta fue que quizá me había perdido de algo que valía la pena….…

A los postres me ofreció una copita del susodicho vino, y para mi sorpresa tuve que decir que la calidad más allá del gusto es irrefutable y que en su justa medida y acompañando un buen postre vale la pena salir de lo tradicional.